Microorganismos
Nosotros no queremos encargarnos de tus tomates. Ni de tus lechugas, patatas, o acelgas. Ni siquiera de tus petunias. Nosotros, lo que queremos es cuidar de tu suelo, para que esté sano y fértil plantes lo que plantes. Para que esto ocurra, solo hay un truco: darle vida.
Esto significa simplemente, acompañar los procesos que la naturaleza ya sabe hacer por sí misma para restaurarse, dar espacio para que ocurra y ayudarla a través de los microorganismos edáficos. Ellos son los verdaderos protagonistas de esta historia.
Ni fertilizantes, ni pesticidas, ni nada por el estilo. Vida, vida y vida.
Nada más.
La descomposición de la materia orgánica por parte de los microorganismos forma una capa llamada humus. Cuando se mezcla con las arcillas, se consigue una estructura más aireada, que retiene más agua y aumenta la fertilidad. ¡Pero no solo eso! Son además capaces de secretar sustancias agregantes que cohesionan las partículas del suelo.
Los hongos y bacterias del suelo son capaces de descomponer moléculas complejas de materia orgánica que las plantas no pueden captar, hasta separarlas en sus componentes más sencillos que sí son asimilables por las raíces. Es un equilibrio natural perfecto entre la planta y los microorganismos que se da solo. No hay que hacer nada más que propiciarlo y dejar que trabaje de forma autónoma.
Los microorganismos edáficos son capaces de fijar nitrógeno al suelo, un nutriente esencial para el crecimiento vegetal. Esto lo hacen descomponiendo la materia orgánica o fijándolo directamente desde el aire, en una proporción equilibrada con las necesidades de la planta. Sin que tengamos que aportarlo de otra manera. Sin sobrantes ni excesos que luego se conviertan en lixiviados contaminantes. Algo así como magia.
Hay componentes esenciales para el crecimiento vegetal que se encuentran formando parte de los minerales del suelo (por ejemplo, el potasio, el calcio o el magnesio). No pueden ser captados por las raíces, a no ser que los microorganismos edáficos los procesen y se lo pongan más fácil. ¡Y vaya si lo hacen! Los nutrientes de las plantas están asegurados con ellos, no hace falta nada más.
Por si fuera poco, los microorganismos secretan hormonas que favorecen el crecimiento radicular (más superficie a través de la cual captar nutrientes). Algunos, establecen relaciones complejas con las plantas que las protegen frente a los patógenos, las plagas y las situaciones adversas, como puede ser el estrés hídrico. La naturaleza lo lleva haciendo años y años sin nuestra ayuda. ¿Y si la acompañamos para que ocurra lo mismo en nuestros cultivos?
Gran parte de la actividad microbiana que nos interesa ocurre en la rizosfera, esto es, en las inmediaciones de la raíz.
En torno a ella se desarrollan estas importantes comunidades de microorganismos que interaccionan no solo con la planta, sino entre ellos mismos. Estas relaciones entre microorganismos y plantas es esencial para que los cultivos crezcan y estén preparados para enfrentar mejor a las condiciones climáticas extremas y para tener más resistencia a enfermedades o plagas.
Igualmente, a su vez la planta es capaz de incidir en la población de esta rizosfera gracias a sus exudados, fomentando la presencia de unas especies e inhibiendo otras, o incluso variando el pH del suelo.
Es fácil pensar, por ello, que cuanto más diversas sean estas comunidades edáficas, más beneficios serán capaces de aportar a los cultivos y más se verá reflejado esto en la productividad y en la salud de los mismos.
Por todo ello, en VidaNegra siempre apostamos por técnicas de cultivo y uso del suelo que eviten el laboreo en profundidad. Cuando removemos la zona de la raíz actuamos negativamente de forma directa sobre la biodiversidad edáfica destruyendo el equilibrio tan maravilloso que se ha generado en esa rizosfera. Le estamos echando por tierra (nunca mejor dicho) todo el esfuerzo dedicado a construir un ecosistema equilibrado.
¿Para qué invertir entonces tanto tiempo y energía en destruir algo que ya tenemos ganado?
Un suelo sano es un ecosistema vivo y dinámico, lleno de organismos microscópicos y de mayor tamaño que han evolucionado para establecer relaciones brillantes con las plantas. Imposible intentar mejorar lo que ellos llevan perfeccionando miles y miles de años, ¿no te parece? Nosotros solo queremos potenciar estos procesos naturales.
Cargado y activado con microorganismos edáficos.
Aporta nutrientes para potenciar la microbiología edáfica.
Materia orgánica de calidad y un chute de defensas.
En definitiva, nuestra apuesta es restablecer la cadena trófica y volver a poner en marcha el sorprendente ecosistema edáfico que conforman todos los organismos vivos que habitan el suelo y devolverle así, solo así, su equilibrio. Ponemos el foco en que tus plantas crezcan sanas de forma natural, sin esfuerzos extras costosos para ti y para el medio ambiente.
Aumentas el agua disponible para los cultivos en el suelo, reduciendo el estrés hídrico y disminuyendo igualmente los costos ambientales y económicos asociados al riego.
Rebajas los impactos asociados al transporte porque están elaborados en España con restos vegetales de proximidad.
Evitas la contaminación por lixiviado y reduces la dependencia de insumos químicos contaminantes.
Ofreces el hábitat idóneo para la colonización de microorganismos edáficos, que albergan una elevadísima biodiversidad y ayudan a restaurar la naturaleza.
Transformas el carbono presente en los restos vegetales en una de sus formas más estables, evitando que sea emitido como CO2 durante la descomposición.
Usar los productos Vida Negra es cuidar tu suelo, pero también es tu gran apuesta por la mejora de este planeta